Proverbios, 10
11. Manantial de vida la boca del justo; la boca de los impíos rezuma violencia.
11. Manantial de vida la boca del justo; la boca de los impíos rezuma violencia.
El Capítulo 10 de Proverbios presenta una serie de proverbios que contrastan las consecuencias de la sabiduría y la tontería, la justicia y la injusticia, la diligencia y la pereza. Él enfatiza que las elecciones que hacemos tienen consecuencias directas en nuestras vidas, y que la sabiduría divina nos guiará para elegir la forma correcta. Los siguientes versos fueron elegidos por su relevancia para los temas tratados en este capítulo:
Salmo 37:27: "Vete al mal y haz el bien; y siempre tendrás dónde vivir". Este versículo destaca la importancia de la justicia y la justicia, prometiendo que quienes eligen estos caminos encontrarán seguridad y estabilidad en sus vidas.
Proverbios 16:3: "Consacto al Señor todo lo que haces, y tus planes tendrán éxito". Este versículo destaca la importancia de colocar a Dios primero en nuestras vidas y confiar en su dirección y orientación para el éxito.
Proverbios 12:24: "Las manos diligentes gobernarán, pero el perezoso eventualmente esclavos". Este versículo destaca la importancia del trabajo duro y la diligencia en la vida, prometiendo que aquellos que trabajan duro encontrarán éxito y libertad, mientras que aquellos que sean perezosos eventualmente se convertirán en esclavos de sus propias elecciones.
Proverbios 14:15: "El inexperto cree en cualquier cosa, pero el prudente presta atención a sus pasos". Este versículo destaca la importancia de ser cauteloso y prudente en nuestras elecciones, evitando la credulidad y la necedad que pueden llevarnos a consecuencias negativas.
Proverbios 15:1: "La respuesta leve alivia la furia, pero la dura palabra agita la ira". Este versículo destaca la importancia de una comunicación efectiva y compasiva, prometiendo que aquellos que responden con amabilidad y sabiduría tendrán mejores resultados en sus relaciones interpersonales.
“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina