40. Luego separó Jacob los machos, echándolos a lo listado y negro que ahora había en el rebaño de Labán, y así se fue formando unos hatajos propios, que no mezclaba con el rebaño de Labán.





“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina