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  • y cuando me haya posesionado de mi reino te llenaré de honores a ti, a tu nación y al templo, de modo que vuestra gloria se manifieste en toda la tierra". (I Macabeos 15, 9)

  • También me dije acerca de la conducta de los hombres: es para que Dios los manifieste tales cuales son y para hacerlos ver que por sí mismos son como animales. (Eclesiastés 3, 18)

  • Escuchad la palabra del Señor los que tembláis a su palabra: Han dicho vuestros hermanos que os odian, que os aborrecen a causa de mi nombre. ¡Que el Señor manifieste su gloria para que podamos ver vuestra alegría! Pero ellos serán avergonzados. (Isaías 66, 5)

  • Le dirás: Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy contra ti, Sidón; en medio de ti seré glorificado. Se sabrá que yo soy el Señor cuando haga justicia en ella y manifieste mi santidad. (Ezequiel 28, 22)

  • Cuando yo los haga volver de entre las gentes, los recoja de la tierra de sus enemigos y manifieste en ellos mi santidad a los ojos de innumerables pueblos, (Ezequiel 39, 27)

  • Porque el Señor Dios no hace nada sin que manifieste su plan a sus siervos los profetas. (Amós 3, 7)

  • Así sucederá el día en que el hijo del hombre se manifieste. (Lucas 17, 30)

  • Tú, con tu corazón impenitente y duro, estás amontonando castigos para el día del castigo, cuando se manifieste el justo juicio de Dios, (Romanos 2, 5)

  • llevamos siempre y por doquier en el cuerpo los sufrimientos de muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también en nosotros. (II Corintios 4, 10)

  • Porque, viviendo, estamos siempre expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también en nuestra carne mortal. (II Corintios 4, 11)

  • Cuando Cristo se manifieste, él que es vuestra vida, entonces vosotros también apareceréis con él en la gloria. (Colosenses 3, 4)

  • al contrario, alegraos de participar en los sufrimientos de Cristo, para que, asimismo, os podáis alegrar gozosos el día en que se manifieste su gloria. (I Pedro 4, 13)


“Enquanto tiver medo de ser infiel a Deus, você não será’. Deve-se ter medo quando o medo acaba!” São Padre Pio de Pietrelcina