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El Señor le dijo: "No será así; si alguien mata a Caín, lo pagará siete veces". Y el Señor puso una señal a Caín para que si alguien lo encontraba, no lo matara. (Génesis 4, 15)
El granizo machacó en Egipto todo cuanto se encontraba en el campo: hombres y animales. Machacó también las hierbas y desgajó los árboles. (Exodo 9, 25)
entre los que se encontraba Adonisedec. (Jueces 1, 5)
Yerubaal, o sea, Gedeón, se levantó de madrugada y todo el pueblo que estaba con él, y acamparon en En Jarod. El campamento de los madianitas se encontraba al norte del suyo, al pie de la colina de Moré, en el valle. (Jueces 7, 1)
Todo el pueblo, que se encontraba a la puerta con los ancianos, dijo: "Somos testigos. Que el Señor haga a la mujer que va a entrar en tu casa semejante a Raquel y a Lía, quienes edificaron la casa de Israel. Que seas poderoso en Éfrata y adquieras renombre en Belén. (Rut 4, 11)
El joven respondió: "Yo me encontraba por casualidad en el monte Gelboé, y vi a Saúl apoyándose sobre su lanza y asediado por carros y caballeros. (II Samuel 1, 6)
Se encontraba allí un hombre perverso, llamado Sebá, hijo de Bicrí, un benjaminita, que tocó la trompeta y dijo: "Nosotros no tenemos parte con David, nosotros no tenemos herencia con el hijo de Jesé. ¡Cada uno a sus tiendas, Israel!". (II Samuel 20, 1)
Ezequías entregó toda la plata que se encontraba en el templo del Señor y en los tesoros del palacio real. (II Reyes 18, 15)
Cuando yo era joven y me encontraba en la tierra de Israel, toda la tribu de nuestro padre Neftalí se había separado de la dinastía de David y de Jerusalén, ciudad elegida entre todas las tribus de Israel para ofrecer sacrificios, pues allí se había construido y consagrado para siempre el templo, morada de Dios. (Tobías 1, 4)
Al que se le encontraba el libro de la alianza, o al que observaba la ley, se le condenaba a muerte en virtud del decreto real. (I Macabeos 1, 57)
Alejandro se encontraba entonces en Cilicia, por haberse sublevado los habitantes de aquella región. (I Macabeos 11, 14)
Llegaron rápidamente algunos de los de Heliodoro, y suplicaban a Onías que rogara al altísimo para que concediera la vida a aquel que se encontraba en su último aliento. (II Macabeos 3, 31)
