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  • y diréis también: tu siervo Jacob viene detrás de nosotros". Pues se había dicho a sí mismo: "Primero le apaciguaré con el regalo que le mando, después me presentaré a él, y espero que me haga buena acogida". (Génesis 32, 21)

  • Diréis a José: Perdona el delito y el pecado de tus hermanos, el mal que te hicieron; perdona el delito de los siervos del Dios de tu padre". José, al oírlo, se echó a llorar. (Génesis 50, 17)

  • Ellos escucharán tu voz. Tú con los ancianos de Israel irás al rey de Egipto y le diréis: El Señor, Dios de los hebreos, se nos ha aparecido; déjanos ir a tres días de camino por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios. (Exodo 3, 18)

  • Le diréis: Paz a ti, paz a tu casa y paz a cuanto te pertenece. (I Samuel 25, 6)

  • Y a Amasá le diréis: ¿No eres tú hueso mío y carne mía? Que Dios me castigue si no te hago jefe de mi ejército para siempre en lugar de Joab". (II Samuel 19, 14)

  • Engrandeced su nombre, publicad sus alabanzas con cantos y con cítaras; así diréis al alabarle: (Eclesiástico 39, 15)

  • Y diréis aquel día: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, proclamad sus proezas entre las naciones, repetid que su nombre es sublime. (Isaías 12, 4)

  • Acaso me diréis: Nosotros confiamos en el Señor, nuestro Dios; pero ¿no es ése precisamente el Dios cuyas colinas y cuyos altares suprimió Ezequías, ordenando a Judá y a Jerusalén: Sólo ante este altar os debéis prosternar? (Isaías 36, 7)

  • "Diréis a Ezequías, rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien confías, diciéndote: Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria. (Isaías 37, 10)

  • He aquí lo que diréis de ellos: "Dioses que no han hecho ni el cielo ni la tierra desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo". (Jeremías 10, 11)

  • Encárgales que digan a sus soberanos: Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: He aquí lo que diréis a vuestros soberanos: (Jeremías 27, 4)

  • Me diréis: El Señor nos ha suscitado profetas en Babilonia. (Jeremías 29, 15)


“A mulher forte é a que tem temor de Deus, a que mesmo à custa de sacrifício faz a vontade de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina