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  • porque los bienes de entrambos eran demasiados para poder vivir juntos, y el país donde residían no daba abasto para tanto ganado como tenían. (Génesis 36, 7)

  • Pero si no es hallado, el dueño de la casa se presentará ante Dios para declarar que no ha puesto su mano sobre los bienes de su prójimo. (Exodo 22, 7)

  • Reservad de vuestros bienes una ofrenda para Yahveh. Que reserven ofrenda para Yahveh todos aquellos a quienes su corazón mueva: oro, plata y bronce, (Exodo 35, 5)

  • Si el forastero o huésped que mora contigo adquiere bienes, y, en cambio, tu hermano se empobrece en asuntos con él y se vende al forastero, al que mora contigo, o a algún descendiente de familia de forastero, (Levítico 25, 47)

  • la tierra abrió su boca y se los tragó, con todas sus familias, así como a todos los hombres de Coré, con todos sus bienes. (Números 16, 32)

  • Los israelitas hicieron cautivas a las mujeres de Madián y a sus niños y saquearon su ganado, sus rebaños, y todos sus bienes. (Números 31, 9)

  • casas llenas de toda clase de bienes, que tú no llenaste, cisternas excavadas que tú no excavaste, viñedos y olivares que tú no plantaste, cuando hayas comido y te hayas saciado, (Deuteronomio 6, 11)

  • cuando se multipliquen tus vacadas y tus ovejas, cuando tengas plata y oro en abundancia y se acrecienten todos tus bienes, (Deuteronomio 8, 13)

  • comerá una porción igual a la de ellos, aparte lo que obtenga por la venta de sus bienes patrimoniales. (Deuteronomio 18, 8)

  • Luego te regocijarás por todos los bienes que Yahveh tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, y también se regocijará el levita y el forastero que viven en medio de ti. (Deuteronomio 26, 11)

  • Yahveh te hará rebosar de bienes: frutos de tus entrañas, frutos de tu ganado, y frutos de tu suelo, en esta tierra que él juró a tus padres que te daría. (Deuteronomio 28, 11)

  • Yoyaquim entregó la plata y el oro a Faraón, pero para dar el dinero según la orden de Faraón, impuso una derrama al país, a cada uno según sus bienes; apremió al pueblo de la tierra acerca del dinero que había de dar al faraón Nekó. Nekó. (II Reyes 23, 35)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina