Found 223 Results for: pies

  • El hombre pidió una luz, entró de un salto y, después de encerrar bien a los demás presos, se arrojó temblando a los pies de Pablo y Silas. (Hecho de los Apóstoles 16, 29)

  • Se acercó a nosotros, tomó el cinturón de Pablo, se ató con él de pies y manos y dijo: «Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos al dueño de este cinturón y lo entregarán en manos de los extranjeros.» (Hecho de los Apóstoles 21, 11)

  • El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás y lo pondrá bajo sus pies. La gracia de Cristo Jesús, nuestro Señor, esté con ustedes. (Carta a los Romanos 16, 20)

  • El ojo no puede decir a la mano: No te necesito. Ni tampoco la cabeza decir a los pies: No los necesito. (1º Carta a los Corintios 12, 21)

  • Está dicho que debe ejercer el poder hasta que haya puesto a todos sus enemigos bajo sus pies, (1º Carta a los Corintios 15, 25)

  • Dios pondrá todas las cosas bajo sus pies. Todo le será sometido; pero es evidente que se excluye a Aquel que le somete el universo. (1º Carta a los Corintios 15, 27)

  • Dios, colocó todo bajo sus pies, y lo constituyó Cabeza de la Iglesia. (Carta a los Efesios 1, 22)

  • A ninguno de sus ángeles dijo Dios: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos como tarima de tus pies. (Carta a los Hebreos 1, 13)

  • todo lo pusiste bajo sus pies. Como ven, todo le ha sido sometido, y no se hace ninguna excepción. Es verdad que, por el momento, no se ve que todo le esté sometido, (Carta a los Hebreos 2, 8)

  • esperando solamente que Dios ponga a sus enemigos debajo de sus pies. (Carta a los Hebreos 10, 13)

  • y ustedes se deshacen en atenciones con el hombre bien vestido. Le dicen: «Tome este asiento, que es muy bueno», mientras que al pobre le dicen: «Quédate de pie», o bien: «Siéntate en el suelo a mis pies». (Carta de Santiago 2, 3)

  • y en medio de los candeleros vi como a un hijo de hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y un cinturón de oro a la altura del pecho. (Apocalipsis 1, 13)


“Apóie-se, como faz Nossa Senhora, à cruz de Jesus e nunca lhe faltará conforto”. São Padre Pio de Pietrelcina