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  • Teniendo, pues, tales promesas, queridos míos, purifiquémonos de toda mancha del cuerpo y del espíritu, haciendo realidad la obra de nuestra santificación en el temor de Dios. (2º Carta a los Corintios 7, 1)

  • Sé de un cierto creyente, el cual hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo. Si fue con el cuerpo o fuera del cuerpo, eso no lo sé, lo sabe Dios. (2º Carta a los Corintios 12, 2)

  • Y sé que ese hombre, -sea con cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe- (2º Carta a los Corintios 12, 3)

  • Por estar circuncidados no es que observan la Ley; tan sólo les interesa la marca en el cuerpo, y se sentirían orgullosos de que ustedes la tuvieran. (Carta a los Gálatas 6, 13)

  • Por lo demás, que nadie venga a molestarme, pues me basta con llevar en mi cuerpo las señales de Jesús. (Carta a los Gálatas 6, 17)

  • Ella es su cuerpo y en ella despliega su plenitud el que lo llena todo en todos. (Carta a los Efesios 1, 23)

  • Un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza. (Carta a los Efesios 4, 4)

  • Así prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista a la construcción del cuerpo de Cristo; (Carta a los Efesios 4, 12)

  • El hace que el cuerpo crezca, con una red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno. Y así el cuerpo se va construyendo en el amor. (Carta a los Efesios 4, 16)

  • Por eso, no más mentiras; que todos digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos parte del mismo cuerpo. (Carta a los Efesios 4, 25)

  • El hombre es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es asimismo salvador. (Carta a los Efesios 5, 23)

  • Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia, (Carta a los Efesios 5, 29)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina