Found 14 Results for: Festo

  • Pasaron así dos años. Entonces Felix fue reemplazado por Porcio Festo, y como quería quedar bien con los judíos, dejó a Pablo preso. (Hecho de los Apóstoles 24, 27)

  • Tres días después de su llegada a la provincia, Festo subió de Cesarea a Jerusalén. (Hecho de los Apóstoles 25, 1)

  • y pidieron a Festo, como un favor, que lo trajera a Jerusalén, pues ellos todavía planeaban matarlo en el camino. (Hecho de los Apóstoles 25, 3)

  • Festo les respondió que Pablo estaba bajo custodia en Cesarea y que él volvería muy pronto allá. (Hecho de los Apóstoles 25, 4)

  • Festo no permaneció en Jerusalén más de ocho o diez días y luego volvió a Cesarea. Al día siguiente se sentó en el tribunal y mandó llamar a Pablo. (Hecho de los Apóstoles 25, 6)

  • Entonces Festo, que quería ganarse la amistad de los judíos, preguntó a Pablo: «Si soy yo el que te va a juzgar, ¿quieres subir a Jerusalén?» (Hecho de los Apóstoles 25, 9)

  • Entonces Festo, después de hablar con su consejo, decidió: «Has apelado al César; al César irás.» (Hecho de los Apóstoles 25, 12)

  • Transcurridos unos días, llegaron a Cesarea el rey Agripa y su hermana Berenice para saludar a Festo. (Hecho de los Apóstoles 25, 13)

  • Permanecieron allí algún tiempo, y Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tenemos aquí a un hombre que Félix dejó preso. (Hecho de los Apóstoles 25, 14)

  • Agripa le dijo: «Me gustaría escuchar a ese hombre.» Festo le contestó: «Mañana lo oirás.» (Hecho de los Apóstoles 25, 22)

  • Al día siguiente llegaron Agripa y Berenice con gran pompa, y entraron en la sala de la audiencia acompañados por los jefes militares y las autoridades de la ciudad. Festo ordenó que trajeran a Pablo (Hecho de los Apóstoles 25, 23)

  • Al llegar Pablo a este punto de su defensa, Festo exclamó con voz muy alta: «Pablo, ¡tú estás loco! Tus muchos estudios te han trastornado la mente.» (Hecho de los Apóstoles 26, 24)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina