Apocalipsis, 20
11. Luego vi un trono grande y espléndido, y a uno que estaba sentado en él; el cielo y la tierra huyeron al verlo, sin que quedaran huellas de ellos.
11. Luego vi un trono grande y espléndido, y a uno que estaba sentado en él; el cielo y la tierra huyeron al verlo, sin que quedaran huellas de ellos.
“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina