66. Sus habitantes le hicieron una propuesta de paz y él la aceptó, pero los obligó a evacuar la ciudad, y se apoderó de ella, poniendo allí una guarnición.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina