10. Rispá, hija de Aiá, tomó una lona y la tendió para poder recostarse sobre la roca. Así estuvo desde el comienzo de la cosecha hasta que las lluvias cayeron del cielo sobre los cadáveres, espantando durante el día a las aves del cielo y durante la noche a las fieras del campo.





“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina