Gefunden 23 Ergebnisse für: lanzas

  • En todo el territorio de Israel no había ni un herrero, porque los filisteos se habían dicho: "¡Que los hebreos no puedan fabricarse espadas ni lanzas!". (I Samuel 13, 19)

  • Ellos, entonces, gritaban más fuerte, y según su costumbre, se hacían cortes con espadas y lanzas, hasta chorrear sangre por su cuerpo. (I Reyes 18, 28)

  • El sacerdote entregó a los jefes de centuria las lanzas y los escudos del rey David, que estaban en el templo del Señor. (II Reyes 11, 10)

  • Las armó asimismo de escudos y lanzas con el fin de hacerlas lo más fuertes posible y poder mantener su dominio en Judá y Benjamín. (II Crónicas 11, 12)

  • El sacerdote Yehoyadá entregó a los jefes de centuria las lanzas, las adargas y los escudos del rey David, que estaban en el templo de Dios. (II Crónicas 23, 9)

  • Armó a todo el ejército con escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y hondas. (II Crónicas 26, 14)

  • Entonces yo emplacé al pueblo en las zonas más bajas, por detrás de la muralla, en los puntos descubiertos, dividiéndolos por familias, cada uno con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. (Nehemías 4, 7)

  • Pero desde aquel día sólo la mitad de mis hombres trabajaban en la obra; la otra mitad empuñaba las lanzas, los escudos, las flechas y las lorigas, y los jefes estaban detrás de todos los judíos (Nehemías 4, 10)

  • De esta forma, mientras la mitad empuñaba las lanzas, trabajábamos desde el despuntar del alba hasta que aparecían las estrellas. (Nehemías 4, 15)

  • Este pueblo de los israelitas confía, más que en sus lanzas, en las alturas de sus montañas, donde están replegados y donde no es fácil subir. (Judit 7, 10)

  • Una paja es para él la maza, se ríe del fragor de las lanzas. (Job 41, 21)

  • Vivo en medio de leones que devoran hombres, sus dientes son lanzas y flechas; su lengua, una espada acerada. (Salmos 57, 5)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina