Gefunden 94 Ergebnisse für: Jeroboán

  • Jeroboán, hijo de Nabat -un efraimita de Seredá, cuya madre, llamada Servá, era viuda-, servidor de Salomón, se sublevó contra el rey. (I Reyes 11, 26)

  • Jeroboán era fuerte y vigoroso; y Salomón, viendo cómo cumplía aquel joven su tarea, le puso al frente de todas las prestaciones personales de la casa de José. (I Reyes 11, 28)

  • Un día en que Jeroboán salió de Jerusalén, se encontró en el camino con el profeta Ajías, el silonita, vestido con un manto nuevo. Estaban los dos solos en el campo. (I Reyes 11, 29)

  • Luego dijo a Jeroboán: "Toma para ti diez pedazos, porque esto dice el Señor, Dios de Israel: Voy a rasgar el reino de manos de Salomón y te voy a dar diez tribus. (I Reyes 11, 31)

  • Salomón buscó entonces a Jeroboán para darle muerte, pero Jeroboán escapó, huyendo a Egipto, junto a Sosac, rey de Egipto, y allí estuvo hasta la muerte de Salomón. (I Reyes 11, 40)

  • Cuando lo supo Jeroboán, hijo de Nabat, que estaba todavía en Egipto, adonde había huido para escapar del rey Salomón, se volvió de Egipto. (I Reyes 12, 2)

  • Lo mandaron llamar y vino. Jeroboán y toda la comunidad de Israel se presentaron a Roboán y le dijeron: (I Reyes 12, 3)

  • Al tercer día, tal como el rey había dicho, Jeroboán y todo el pueblo se presentaron ante Roboán. (I Reyes 12, 12)

  • El rey no dio oídos al pueblo, porque así lo había dispuesto el Señor para que se cumpliera la palabra que el Señor había anunciado por medio de Ajías, el de Silo, a Jeroboán, hijo de Nabat. (I Reyes 12, 15)

  • Cuando todo Israel se enteró de que Jeroboán había vuelto, mandaron a llamarle a la asamblea y le proclamaron rey sobre todo Israel. Sólo la tribu de Judá permaneció fiel a la casa de David. (I Reyes 12, 20)

  • Jeroboán fortificó Siquén, en las montañas de Efraín, y fijó en ella su residencia. Luego fortificó Penuel. (I Reyes 12, 25)

  • Jeroboán pensó: "Ahora puede el reino volver a la casa de David. (I Reyes 12, 26)


“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina