Gefunden 17 Ergebnisse für: darte

  • Y le dijo: «Yo soy Yahveh que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra en propiedad.» (Génesis 15, 7)

  • Dijo Labán: «¿Qué he de darte?» Respondió Jacob: «No me des nada. Si haces por mí esta, volveré a apacentar tu rebaño. Fíjate bien: (Génesis 30, 31)

  • «¿Qué prenda he de darte?» - «Tu sello, tu cordón y el bastón que tienes en la mano.» El se lo dio y se unió a ella, la cual quedó encinta de él. (Génesis 38, 18)

  • deberás poner sobre ti un rey elegido por Yahveh, y a uno de entre tus hermanos pondrás sobre ti como rey; no podrás darte por rey a un extranjero que no sea hermano tuyo. (Deuteronomio 17, 15)

  • Dijo Saúl a David: «Voy a darte por mujer a mi hija mayor Merab, tan sólo con que me seas valeroso y luches las batallas de Yahveh.» Saúl se había dicho: «Que no muera por mi mano, sino por mano de los filisteos.» (I Samuel 18, 17)

  • Ahora voy a darte un consejo para que salves tu vida y la vida de tu hijo Salomón. (I Reyes 1, 12)

  • Respondió Nabot a Ajab: «Líbreme Yahveh de darte la herencia de mis padres.» (I Reyes 21, 3)

  • Voy a darte quince años más de vida y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria, y ampararé esta ciudad por quien soy y por amor ami siervo David.» (II Reyes 20, 6)

  • Quiera Yahveh concederte prudencia y entendimiento y darte órdemes sobre Israel, para que guardes la Ley de Yahveh tu Dios. (I Crónicas 22, 12)

  • Respondió Amasías al hombre de Dios: «¿Y qué hacer con los cien talentos que he dado a la tropa de Israel?» Contestó el hombre de Dios: «Tiene Yahveh poder para darte mucho más que eso.» (II Crónicas 25, 9)

  • Si tienes algo que decir, replícame, habla, pues yo deseo darte la razón. (Job 33, 32)

  • Me levanto a medianoche a darte gracias por tus justos juicios. (Salmos 119, 62)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina