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  • Hizo también de madera de acacia el altar del incienso, de un codo de largo y uno de ancho, cuadrado, y de dos codos de alto. Sus cuernos formaban un solo cuerpo con él. (Exodo 37, 25)

  • Hizo sobresalir de sus cuatro ángulos unos cuernos que formaban un cuerpo con él, y lo revistió de bronce. (Exodo 38, 2)

  • El sacerdote se vestirá su túnica de lino y cubrirá su cuerpo con calzones de lino. Sacará las cenizas a que el fuego haya reducido las grasas del holocausto sobre el altar y las depositará junto al altar. (Levítico 6, 3)

  • El día séptimo se afeitará todo su pelo, su cabellera, su barba, sus cejas, es decir, se afeitará todo su pelo, lavará también sus vestidos, bañará su cuerpo en agua y quedará limpio. (Levítico 14, 9)

  • En esto consiste la impureza causada por su flujo: sea que su cuerpo deje destilar el flujo, o lo retenga, es impuro. (Levítico 15, 3)

  • Quien toque el cuerpo del que padece flujo lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 7)

  • El hombre que tenga derrame seminal lavará con agua todo su cuerpo y quedará impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 16)

  • La mujer que tiene flujo, el flujo de sangre de su cuerpo, permanecerá en su impureza por espacio de siete días. Y quien la toque será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 19)

  • lavará su cuerpo con agua en lugar sagrado y se pondrá sus vestiduras. Después saldrá y ofrecerá su holocausto y el holocausto del pueblo, hará la expiación por sí mismo y por el pueblo, (Levítico 16, 24)

  • El hombre encargado de soltar el macho cabrío para Azazel lavará sus vestidos y bañará su cuerpo en agua; después de esto podrá entrar en el campamento. (Levítico 16, 26)

  • Si no los lava ni baña su cuerpo, cargará con su iniquidad. (Levítico 17, 16)

  • Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se cortarán los bordes de la barba, ni se harán incisiones en su cuerpo. (Levítico 21, 5)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina