Gefunden 48 Ergebnisse für: ríos

  • Él hizo de los ríos un desierto y de los oasis, una tierra estéril; (Salmos 107, 33)

  • Ríos de lágrimas brotaron de mis ojos, porque no se cumple tu ley. (Salmos 119, 136)

  • Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos a llorar, acordándonos de Sión. (Salmos 137, 1)

  • Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al mismo lugar donde van los ríos, allí vuelven a ir. (Eclesiastés 1, 7)

  • Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Si alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor, tan sólo conseguiría desprecio. Los hermanos (Cantar 8, 7)

  • una ballesta arrojará una furiosa granizada, las olas del mar se encresparán contra ellos y los ríos los sumergirán sin piedad; (Sabiduría 5, 22)

  • ¡Ah, país del zumbido de alas, más allá de los ríos de Cus, (Isaías 18, 1)

  • que envías emisarios por mar, en canoas de junco, sobre las aguas! Vayan, mensajeros veloces, a una nación esbelta, de tez bronceada, a un pueblo temible de cerca y de lejos, a una nación vigorosa y dominadora, cuyo país está surcado de ríos. (Isaías 18, 2)

  • En aquel tiempo, se llevarán dones al Señor de los ejércitos de parte de un pueblo esbelto y bronceado, de un pueblo temible de cerca y de lejos, de una nación vigorosa y dominadora, cuyo país está surcado de ríos: se llevarán hasta el lugar donde reside el Nombre del Señor de los ejércitos, a la Montaña de Sión. (Isaías 18, 7)

  • Porque allí el Señor se muestra magnífico con nosotros, como un lugar de ríos, de canales anchurosos, por donde no circula ningún barco a remos ni atraviesa ningún navío poderoso. (Isaías 33, 21)

  • Haré brotar ríos en las cumbres desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra árida en vertientes de agua. (Isaías 41, 18)

  • Arrasaré montañas y colinas, y secaré todo su verdor; convertiré los ríos en tierra árida y secaré los estanques. (Isaías 42, 15)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina