Gefunden 564 Ergebnisse für: nadie

  • "Si es así, le dijo el Señor, el que mate a Caín deberá pagarlo siete veces". Y el Señor puso una marca a Caín, para que al encontrarse con él, nadie se atreviera a matarlo. (Génesis 4, 15)

  • Luego añadió: "Yo multiplicaré de tal manera el número de tus descendientes, que nadie podrá contarlos". (Génesis 16, 10)

  • si tú maltratas a mis hijas o te unes a otras mujeres además de ellas -aunque no haya nadie entre nosotros- recuerda que Dios está como testigo entre tú y yo". (Génesis 31, 50)

  • Te ruego que me libres de la amenaza de mi hermano Esaú, porque tengo miedo de que él venga y nos destruya, sin perdonar a nadie. (Génesis 32, 12)

  • Cuando partieron, Dios hizo cundir el pánico entre las poblaciones vecinas, de manera que nadie persiguió a los hijos de Jacob. (Génesis 35, 5)

  • Ellos le respondieron: "Hemos tenido un sueño, y aquí no hay nadie que lo interprete". José les dijo: "La interpretación es obra de Dios; pero de todos modos cuéntenme lo que soñaron". (Génesis 40, 8)

  • A la mañana siguiente, el Faraón se sintió muy preocupado y mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, para contarles sus sueños. Pero nadie se los pudo interpretar. (Génesis 41, 8)

  • El Faraón dijo a José: "He tenido un sueño que nadie puede interpretar. Pero me han informado que te basta oír un sueño para interpretarlo". (Génesis 41, 15)

  • Pero una vez que las comieron, nadie hubiera dicho que las tenían en su vientre, porque seguían tan horribles como antes. En seguida me desperté. (Génesis 41, 21)

  • Entonces nadie sabrá lo que es la abundancia, a causa del hambre, que será muy intensa. (Génesis 41, 31)

  • Y dirigiéndose a José, le expresó: "Ya que Dios te ha hecho conocer todas estas cosas, no hay nadie que sea tan prudente y sabio como tú. (Génesis 41, 39)

  • El Faraón dijo a José: "Yo soy el Faraón, pero nadie podrá mover una mano o un pie en todo el territorio de Egipto si tú no lo apruebas". (Génesis 41, 44)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina