Gefunden 28 Ergebnisse für: Lisias

  • Mientras tanto, dejó a cargo del gobierno, desde el río Éufrates hasta la frontera de Egipto, a Lisias, miembro de la nobleza y de estirpe real. (I Macabeos 3, 32)

  • Lisias eligió a Tolomeo, hijo de Dorimeno, a Nicanor y a Gorgias, personas influyentes entre los Amigos del rey, (I Macabeos 3, 38)

  • Los extranjeros que habían podido escapar se fueron a anunciar a Lisias todo lo que había sucedido. (I Macabeos 4, 26)

  • Al año siguiente, Lisias reunió sesenta mil hombres elegidos y cinco mil jinetes para combatir contra los judíos. (I Macabeos 4, 28)

  • Cuando se enfrentaron los dos ejércitos, cayeron en el combate unos cinco mil hombres de Lisias. (I Macabeos 4, 34)

  • Al ver la derrota sufrida por sus tropas y la intrepidez de los soldados de Judas, que estaban resueltos a vivir o a morir heroicamente, Lisias volvió a Antioquía, donde reclutó mercenarios con la intención de regresar a Judea con fuerzas más numerosas. (I Macabeos 4, 35)

  • Le comunicaron que Lisias había ido al frente de un poderoso ejército, pero había tenido que retroceder ante los judíos, y que éstos habían acrecentado su poder, gracias a las armas y al cuantioso botín tomado a los ejércitos vencidos. (I Macabeos 6, 6)

  • Cuando Lisias se enteró de la muerte del rey, puso en el trono a su hijo Antíoco, que él había educado desde niño, dándole el sobrenombre de Eupátor. (I Macabeos 6, 17)

  • Mientras tanto, Lisias se enteró de que Filipo -a quien el rey Antíoco había encargado antes de morir que educara a su hijo Antíoco, para que fuera rey- (I Macabeos 6, 55)

  • Cuando se disponía a entrar en el palacio de sus padres, el ejército apresó a Antíoco y a Lisias para hacerlos comparecer ante él. (I Macabeos 7, 2)

  • Este, después que heredó el trono, puso al frente de los asuntos de Estado a un tal Lisias, nombrándolo además gobernador supremo de Celesiria y Fenicia. (II Macabeos 10, 11)

  • Muy poco tiempo después, Lisias, tutor y familiar del rey, que estaba al frente de los asuntos de Estado, (II Macabeos 11, 1)


“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina