13. Volvió el rey a enviarle un tercer jefe con cincuenta hombres. Este, al llegar, cayó de rodillas ante Elías y le dirigió estas palabras: «Hombre de Dios, te ruego que me perdones, así como a mis cincuenta hombres; todos somos siervos tuyos.





“Enquanto tiver medo de ser infiel a Deus, você não será’. Deve-se ter medo quando o medo acaba!” São Padre Pio de Pietrelcina