Encontrados 1431 resultados para: tus

  • y me responda: Bebe y sacaré también para tus camellos, sea la mujer destinada por el Señor para el hijo de mi amo. (Génesis 24, 44)

  • Y, aprisa, bajó ella el cántaro de su hombro y dijo: Bebe, y daré también agua a tus camellos. Yo bebí, y ella dio también agua a mis camellos. (Génesis 24, 46)

  • Yocsán engendró a Sebá y Dedán. Los hijos de Dedán fueron los asuritas, los letusitas y los leumitas. (Génesis 25, 3)

  • El Señor le respondió: "Dos naciones hay en tu seno, dos pueblos se separarán desde tus entrañas; uno será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor". (Génesis 25, 23)

  • Que los pueblos te sirvan y las naciones se inclinen ante ti. Sé señor de tus hermanos e inclínense ante ti los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga y bendito el que te bendiga". (Génesis 27, 29)

  • Que él te dé la bendición de Abrahán, a ti y a tus descendientes contigo, para que poseas la tierra en que resides, la que Dios dio a Abrahán". (Génesis 28, 4)

  • Labán le dijo: "¡Si he hallado gracia a tus ojos, quédate! He adivinado que el Señor me ha bendecido gracias a ti". (Génesis 30, 27)

  • Labán respondió: "¿Qué he de darte?". Y Jacob le dijo: "No tendrás que darme nada. Si haces lo que voy a proponerte, volveré a apacentar tus ovejas. (Génesis 30, 31)

  • Yo pasaré hoy en medio de tus rebaños y pondré aparte todas las ovejas negras y todas las cabras manchadas. Esas reses serán mi salario. (Génesis 30, 32)

  • El Señor dijo a Jacob: "Vuelve a la tierra de tus padres, a tu familia, y yo estaré contigo". (Génesis 31, 3)

  • Jacob respondió: "Tuve miedo; pensaba que ibas a quitarme por la fuerza a tus hijas. (Génesis 31, 31)

  • ¡Pero aquel en cuyo poder encuentres tus dioses, no vivirá! Delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tuviera tuyo y llévatelo". Jacob no sabía que los había robado Raquel. (Génesis 31, 32)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina