Encontrados 154 resultados para: suerte

  • Ajab, rey de Israel, dijo a Josafat, rey de Judá: "¿Quieres venir conmigo a atacar a Ramot de Galaad?". Él contestó: "Mi suerte y la tuya serán la misma, y la misma también la suerte de nuestros pueblos; iremos contigo a la guerra". (II Crónicas 18, 3)

  • Ezequías tomó la palabra, y dijo: "Ahora que estáis enteramente consagrados al Señor, acercaos y ofreced víctimas y sacrificios de acción de gracias en el templo del Señor". La asamblea ofreció víctimas, sacrificios de acción de gracias y toda suerte de holocaustos voluntarios. (II Crónicas 29, 31)

  • Antes de morir conoció la ruina de Nínive. Vio a los cautivos llevados a Media por el rey Ciaxares. Alabó a Dios por todo lo que había hecho con los ninivitas y asirios. Pudo también alegrarse de la suerte de Nínive y bendijo a Dios por los siglos de los siglos. (Tobías 14, 15)

  • En el mes primero, el de nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, se echó delante de Amán pur, es decir, suerte, para determinar el día y el mes, y salió el día trece del duodécimo mes, el de adar. (Ester 3, 7)

  • "Amán, hijo de Hamdatá, el de Agag, enemigo de todos los judíos, había proyectado su destrucción echando pur, es decir, "suerte", para destruirlos y acabar con ellos. (Ester 9, 24)

  • Tal es la suerte de todo el que de Dios se olvida, así fenece la esperanza del malvado. (Job 8, 13)

  • Tal es la suerte que al malvado Dios reserva, la herencia que le adjudica Dios. (Job 20, 29)

  • ¿Qué le importa la suerte de su casa después de él, cuando se haya cumplido la cuenta de sus meses? (Job 21, 21)

  • ¡Tenga mi enemigo la suerte del malvado, la del inicuo mi adversario! (Job 27, 7)

  • Ésta es la suerte que al criminal reserva Dios, la herencia que el violento recibe del todopoderoso: (Job 27, 13)

  • ¿Qué reparto hace Dios desde arriba? ¿Qué suerte asigna el todopoderoso desde su altura? (Job 31, 2)

  • Muchos dicen: "¿Quién nos traerá suerte?". ¡Mándanos, Señor, la luz de tu semblante! (Salmos 4, 7)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina