Encontrados 27 resultados para: puesta

  • Como se le cansaban los brazos a Moisés, tomaron una piedra y se la pusieron debajo. Él se sentó encima, y Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. De este modo los brazos de Moisés se sostuvieron en alto hasta la puesta del sol. (Exodo 17, 12)

  • Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de la puesta del sol, (Exodo 22, 25)

  • Si uno se acuesta con una mujer que pertenece a otro como esclava y concubina sin que haya sido rescatada ni puesta en libertad, será castigado; pero no con la muerte, pues la mujer no era libre. (Levítico 19, 20)

  • Después de la puesta del sol será puro y podrá comer de las cosas consagradas, porque son su comida. (Levítico 22, 7)

  • sino que se la devolverás a la puesta del sol para que él, al acostarse, pueda arroparse con su manto y te bendiga. Ésta será una buena acción a los ojos del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 24, 13)

  • Al rey de Ay lo colgó de un árbol hasta la tarde; a la puesta del sol mandó que descolgaran el cadáver y lo tiraran a la puerta de la ciudad. Y echaron sobre él un gran montón de piedras, que todavía existe hoy. (Josué 8, 29)

  • Pasaron de largo y continuaron su camino. Llegaron a Guibeá de Benjamín a la puesta del sol, (Jueces 19, 14)

  • Joab y Abisay se pusieron a perseguir a Abner y, a la puesta del sol, llegaron a Ammá, al este del valle, en el camino del desierto de Gabaón. (II Samuel 2, 24)

  • Quitó de la cabeza de Milcón la corona de oro, que pesaba treinta y cuatro kilos, y la piedra preciosa que había puesta en ella fue puesta en la corona de David. El botín que tomó de la ciudad fue inmenso. (II Samuel 12, 30)

  • David quitó de la cabeza de Milcón la corona de oro, que pesaba treinta y cuatro kilos; y la piedra preciosa que había en ella fue puesta en la corona de David. El botín que tomó en la ciudad fue inmenso. (I Crónicas 20, 2)

  • Me levanté, dejando mi comida, lo saqué de la plaza y lo llevé a una pequeña casa hasta la puesta del sol, en que pudiera enterrarlo. (Tobías 2, 4)

  • Tú me envuelves por detrás y por delante, y tienes puesta tu mano sobre mí. (Salmos 139, 5)


“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina