Encontrados 109 resultados para: pez

  • El Señor dio orden al pez, el cual vomitó a Jonás en la playa. (Jonás 2, 11)

  • Levántate y trilla, hija de Sión. Yo haré tus cuernos de hierro y de bronce tus pezuñas; triturarás a numerosos pueblos, consagrarás su botín al Señor, y sus riquezas al dueño de toda la tierra. (Miqueas 4, 13)

  • Porque voy a poner en este país a un pastor insensato, que no se preocupará de la oveja perdida, ni buscará la que anda descarriada, ni curará a la herida, ni alimentará a las sanas; sino que comerá la carne de las más gordas y no dejará ni las pezuñas. (Zacarías 11, 16)

  • O si le pide un pez, ¿le dará una serpiente? (Mateo 7, 10)

  • Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. Las gentes decían maravilladas: "Jamás se ha visto cosa semejante en Israel". (Mateo 9, 33)

  • Entonces empezó a increpar a las ciudades en que había hecho la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido. (Mateo 11, 20)

  • Pero, al ver la fuerza del viento, se asustó y, como empezaba a hundirse, gritó: "¡Sálvame, Señor!". (Mateo 14, 30)

  • Pero, para no escandalizarlos, vete al mar, echa el anzuelo y al primer pez que suba sácalo, ábrele la boca y encontrarás en ella la moneda precisa. Tómala y dásela a ellos por mí y por ti". (Mateo 17, 27)

  • Al caer la tarde dijo el dueño de la viña a su administrador: Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros. (Mateo 20, 8)

  • y empezó a gritar: "Déjame en paz, Jesús, hijo del Dios altísimo. ¡Te conjuro por Dios que no me atormentes!". (Marcos 5, 7)

  • Empezó a ver, y dijo: "Veo hombres, y los veo andar como si fueran árboles". (Marcos 8, 24)

  • Jesús partió de allí y se fue a Judea y al otro lado del Jordán. La gente volvió a reunirse a su alrededor; y él, según su costumbre, empezó a enseñarles. (Marcos 10, 1)


“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina