Encontrados 11 resultados para: pedimos

  • Aquellos dignatarios dijeron al rey: "Pedimos la muerte de este hombre, que desalienta a los combatientes que quedan en esta ciudad y a todo el pueblo, al hablarles en tales términos. Es evidente que este hombre no busca el bien de este pueblo, sino su desgracia". (Jeremías 38, 4)

  • Pedimos a Dios que no hagáis ningún mal; no para demostrar que yo he aprobado, sino para que practiquéis el bien, aunque yo quede descalificado. (II Corintios 13, 7)

  • Y nos alegramos de que yo sea débil y vosotros fuertes. Lo que pedimos en nuestras oraciones es vuestra perfección. (II Corintios 13, 9)

  • A aquel que es poderoso para hacer muchísimo más de lo que pedimos o pensamos, en virtud de su poder que actúa en nosotros, (Efesios 3, 20)

  • Noche y día le pedimos con renovada insistencia que nos conceda veros personalmente y poder completar así lo que falta todavía a vuestra fe. (I Tesalonicenses 3, 10)

  • En fin, hermanos, os pedimos y os exhortamos en el nombre de Jesús, el Señor, a que os portéis de la manera que os enseñamos para agradar a Dios; ya lo hacíais, pero hacedlo todavía mejor. (I Tesalonicenses 4, 1)

  • Hermanos, os pedimos que tengáis consideración con los que trabajan entre vosotros y en el nombre del Señor os dirigen y amonestan. (I Tesalonicenses 5, 12)

  • Hermanos, os pedimos también que corrijáis a los indisciplinados, que animéis a los cobardes, que sostengáis a los débiles y que seáis pacientes con todos. (I Tesalonicenses 5, 14)

  • En este sentido pedimos sin cesar por vosotros: que nuestro Dios os haga dignos de vuestra vocación y que con su poder lleve a término todos vuestros buenos deseos y la obra de vuestra fe. (II Tesalonicenses 1, 11)

  • Ésta es la seguridad que tenemos en Dios: que si pedimos algo según su voluntad, nos escucha. (I Juan 5, 14)

  • Y si sabemos que nos escucha en todo lo que le pedimos, sabemos también que poseemos ya lo que le hemos pedido. (I Juan 5, 15)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina