Encontrados 21 resultados para: moabitas

  • La mayor tuvo un hijo, y le llamó Moab; es el padre de los actuales moabitas. (Génesis 19, 37)

  • Israel se estableció en Sitín, y el pueblo se dio al desenfreno con las mujeres moabitas. (Números 25, 1)

  • Lo mismo que los anaquitas, eran tenidos por refaítas, pero los moabitas los llamaban emitas. (Deuteronomio 2, 11)

  • como ya me lo han permitido los hijos de Esaú que viven en Seír, y los moabitas que viven en Ar, hasta que a través del Jordán llegue a la tierra que el Señor, nuestro Dios, nos da. (Deuteronomio 2, 29)

  • con esta respuesta: "Esto dice Jefté: Israel no se apoderó de la tierra de los moabitas ni de la de los amonitas, (Jueces 11, 15)

  • que se casaron con dos moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut. (Rut 1, 4)

  • Derrotó también a los moabitas, los hizo echarse a tierra y los midió con la cuerda. Condenó a muerte dos medidas de cuerda y dejó con vida una medida completa. Los moabitas quedaron sometidos a David y le pagaron tributo. (II Samuel 8, 2)

  • Pero el rey Salomón, además de la hija del Faraón, amó a muchas mujeres extranjeras, moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, (I Reyes 11, 1)

  • Por su parte, todos los moabitas, enterados de que los reyes avanzaban para luchar contra ellos, se concentraron todos, desde la edad de empuñar las armas para arriba, y se situaron en la frontera. (II Reyes 3, 21)

  • Al levantarse por la mañana, cuando el sol reverberaba en el agua, los moabitas vieron a lo lejos las aguas rojizas como sangre, (II Reyes 3, 22)

  • y dijeron: "Esto es sangre. Sin duda que los reyes se han acuchillado y se han matado unos a otros. Moabitas, ¡al botín!". (II Reyes 3, 23)

  • Y el Señor mandó contra él bandas de caldeos, de sirios, moabitas y amonitas; las mandó contra Judá para destruirlo, conforme a la palabra que el Señor había pronunciado por medio de sus siervos los profetas. (II Reyes 24, 2)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina