Encontrados 229 resultados para: cinco

  • Estuvo espigando hasta la tarde, luego apaleó lo recogido, y había como unos cuarenta y cinco kilos de cebada. (Rut 2, 17)

  • Ellos preguntaron: "¿Cuál debe ser esa ofrenda de reconciliación?". Respondieron: "Cinco tumores de oro y cinco ratas de oro, una por cada jefe filisteo, porque la plaga fue la misma para vosotros y para vuestros jefes. (I Samuel 6, 4)

  • Los cinco jefes filisteos, después de ver aquello, se volvieron aquel mismo día a Ecrón. (I Samuel 6, 16)

  • El número de las ratas de oro era igual al de las ciudades de los cinco jefes filisteos, tanto de las ciudades fortificadas como de las ciudades desguarnecidas. La piedra grande sobre la que pusieron el arca del Señor existe todavía hoy en el campo de Josué, el de Bet Semes, como testigo. (I Samuel 6, 18)

  • Jesé tomó cinco panes, un odre de vino y un cabrito y se lo mandó a Saúl por medio de su hijo David. (I Samuel 16, 20)

  • Jesé dijo a su hijo David: "Toma unos cuarenta y cinco kilos de trigo tostado y estos diez panes para tus hermanos y llévaselos de prisa al campamento. (I Samuel 17, 17)

  • David tomó su cayado, escogió en el torrente cinco piedras bien lisas y las metió en su zurrón de pastor; tomó la honda y avanzó hacia el filisteo. (I Samuel 17, 40)

  • Si tienes cinco panes a mano, dámelos, o lo que encuentres". (I Samuel 21, 4)

  • Etonces el rey dijo a Doeg: "Acércate tú y mata a los sacerdotes". Y Doeg, el idumeo, se acercó y mató él mismo a los sacerdotes. Mató aquel día a ochenta y cinco hombres de los que llevan el efod. (I Samuel 22, 18)

  • Rápidamente Abigaíl tomó doscientos panes y dos odres de vino, cinco carneros ya preparados, cuarenta kilos de grano tostado, cien tortas de uvas pasas y doscientas tortas de higos secos. Lo cargó todo sobre asnos (I Samuel 25, 18)

  • En seguida se preparó y montó sobre un asno; acompañada de cinco de sus sirvientes, siguió a los mensajeros de David y se casó con él. (I Samuel 25, 42)

  • Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo cojo. Tenía cinco años cuando llegó de Yezrael la noticia sobre Saúl y Jonatán. Su nodriza le tomó para huir con él, pero en la precipitación de la fuga cayó y quedó cojo. Se llamaba Meribaal. (II Samuel 4, 4)


“Quando o dia seguinte chegar, ele também será chamado de hoje e, então, você pensará nele. Tenha sempre muita confiança na Divina Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina