Encontrados 13 resultados para: Selá

  • Volvió a concebir y dio a luz un tercer hijo, al que llamó Selá. Estaba en Quezib cuando dio a luz. (Génesis 38, 5)

  • Entonces Judá dijo a su nuera: "Vuelve como viuda a la casa de tu padre, hasta que se haga mayor mi hijo Selá". Él se decía: "No sea que muera también él como sus hermanos". Tamar volvió a casa de su padre. (Génesis 38, 11)

  • Entonces ella se quitó sus vestidos de viuda, se cubrió con un velo y, disfrazada, se sentó a la entrada de Enáyim, junto al camino de Timná, pues veía que Selá había crecido y no se había casado con ella. (Génesis 38, 14)

  • Judá los examinó y dijo: "Ella es más justa que yo, porque yo no le he dado por esposo a mi hijo Selá". Y ya no volvió a tener relaciones con ella. (Génesis 38, 26)

  • Hijos de Judá: Er, Onán, Selá, Fares y Zéraj; pero Er y Onán habían muerto en la tierra de Canaán. (Génesis 46, 12)

  • Hijos de Judá, por clanes: de Selá, el clan selaíta; de Fares, el clan faresita; de Zéraj, el clan zerajita. (Números 26, 20)

  • Sela Elef, Jebús, o sea Jerusalén, Guibeá y Quiriat; catorce ciudades con sus aldeas. Ésta fue la heredad de Benjamín, por clanes. (Josué 18, 28)

  • El territorio de los edonitas se extendía desde la subida de Acrabín hasta Sela, y seguía hacia arriba. (Jueces 1, 36)

  • Y los enterraron todos en el territorio de Benjamín, en Selá, en el sepulcro de Quis, padre de Saúl. Se hizo todo lo que había ordenado el rey; y después de esto Dios tuvo piedad del país. (II Samuel 21, 14)

  • Él derrotó a Edón en el valle de la Sal, diez mil hombres en conjunto: tomó por asalto Selá, y le puso por nombre Yocteel, que conserva hasta el presente. (II Reyes 14, 7)

  • Hijos de Judá: Er, Onán y Selá; los tres le nacieron de la hija de Súa, la cananea. Er, primogénito de Judá, era malo a los ojos del Señor, que lo hizo morir. (I Crónicas 2, 3)

  • Hijos de Selá, hijo de Judá: Er, padre de Lecá; Laedá, padre de Maresá; los clanes de los productores de lino de la casa de Asbea. (I Crónicas 4, 21)


“Enquanto tiver medo de ser infiel a Deus, você não será’. Deve-se ter medo quando o medo acaba!” São Padre Pio de Pietrelcina