Encontrados 15 resultados para: Queilá

  • Queilá, Aczib, Maresá; nueve ciudades con sus pueblos. (Josué 15, 44)

  • Llevaron a David esta noticia: "Los filisteos están atacando a Queilá y saquean las eras". (I Samuel 23, 1)

  • David consultó al Señor: "¿Debo ir y podré derrotar a los filisteos?". El Señor le respondió: "Vete, derrotarás a los filisteos y librarás a Queilá". (I Samuel 23, 2)

  • Pero los hombres de David le dijeron: "Mira, aquí, en Judá, vivimos asaltados por el terror; ¡cuánto más si vamos a Queilá contra las filas de los filisteos!". (I Samuel 23, 3)

  • David volvió a consultar al Señor. El Señor le respondió: "Ánimo, baja a Queilá, porque yo entrego a los filisteos en tus manos". (I Samuel 23, 4)

  • Partió David con sus hombres hacia Queilá, atacó a los filisteos, se apoderó de sus ganados y les infligió una gran derrota. Así libró David a los habitantes de Queilá. (I Samuel 23, 5)

  • Abiatar, hijo de Ajimélec, que se había refugiado junto a David, bajó a Queilá llevando consigo el efod. (I Samuel 23, 6)

  • Anunciaron a Saúl que David había ido a Queilá. Saúl dijo: "Dios le ha entregado en mis manos, porque se ha recluido al entrar en una ciudad con puertas y cerrojos". (I Samuel 23, 7)

  • Saúl llamó a la guerra a todo el pueblo para bajar a Queilá y asediar a David y a sus hombres. (I Samuel 23, 8)

  • Y dijo: "Señor, Dios de Israel, tu siervo ha oído decir que Saúl se dispone a venir a Queilá para destruir la ciudad por causa mía. (I Samuel 23, 10)

  • David preguntó: "¿Me entregarán los habitantes de Queilá a mí y a mis hombres en manos de Saúl?". Y el Señor respondió: "Te entregarán". (I Samuel 23, 12)

  • Entonces David partió con sus hombres, en número de unos seiscientos; salieron de Queilá y andaban errantes de acá para allá. Informado Saúl de que David había escapado de Queilá, desistió de la expedición. (I Samuel 23, 13)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina