Encontrados 13 resultados para: Abdénago

  • Pero el jefe de los eunucos les cambió el nombre: a Daniel le llamó Baltasar; a Ananías, Sidrac; a Misael, Misac, y a Azarías, Abdénago. (Daniel 1, 7)

  • Luego, a propuesta de Daniel, el rey nombró administradores de la provincia a Sidrac, Misac y Abdénago. Daniel se quedó en la corte real. (Daniel 2, 49)

  • Pues hay algunos judíos, aquellos a quienes pusiste al frente de la administración de la provincia de Babilonia, esto es, Sidrac, Misac y Abdénago, que no te hacen caso, oh rey; no veneran a tu dios ni adoran la estatua de oro que has levantado". (Daniel 3, 12)

  • Entonces Nabucodonosor montó en cólera y mandó traer a Sidrac, Misac y Abdénago, los cuales fueron llevados a la presencia del rey. (Daniel 3, 13)

  • Nabucodonosor les preguntó: "¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no veneráis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que yo he levantado? (Daniel 3, 14)

  • Sidrac, Misac y Abdénago respondieron al rey Nabucodonosor: "No necesitamos darte una respuesta sobre este particular. (Daniel 3, 16)

  • Entonces Nabucodonosor, lleno de furor y con el rostro desencajado de ira contra Sidrac, Misac y Abdénago, dio orden de que se encendiese el horno siete veces más de lo corriente (Daniel 3, 19)

  • y mandó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sidrac, Misac y Abdénago y los arrojaran al ardiente horno de fuego. (Daniel 3, 20)

  • mientras que Sidrac, Misac y Abdénago cayeron atados dentro del horno de fuego. (Daniel 3, 23)

  • Después Nabucodonosor se acercó a la boca del horno de fuego ardiente y dijo: "¡Sidrac, Misac y Abdénago, siervos del Dios altísimo, salid fuera y venid aquí!". Sidrac, Misac y Abdénago salieron del fuego. (Daniel 3, 93)

  • Nabucodonosor entonces exclamó: "¡Bendito sea el Dio de Sidrac, Misac y Abdénago, el cual ha mandado a su ángel a librar a sus siervos, que confiaron en él y desobedecieron la orden del rey, exponiendo su vida, por no postrarse a adorar a ningún otro fuera de su Dios! (Daniel 3, 95)

  • Por tanto, yo ordeno que todo el que blasfeme contra el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, de cualquier pueblo, nación o lengua, que sea cortado en pedazos y su casa hecha un montón de escombros, porque no hay ningún dios que pueda salvar como éste". (Daniel 3, 96)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina