Encontrados 412 resultados para: voz

  • Apenas había acabado de hablar, entraron los hijos del rey y alzando su voz lloraron. También el rey y todos los servidores se echaron a llorar con gran llanto. (II Samuel 13, 36)

  • Ochenta años tengo. ¿Puedo hoy distinguir entre lo bueno y lo malo? Tu siervo no llega ya a saborear lo que come o bebe, ni alcanzo ya a oír la voz de los cantores y cantoras. ¿Por qué tu siervo ha de seguir siendo una carga para el rey mi señor? (II Samuel 19, 36)

  • Clamé a Yahveh en mi angustia, a mi Dios invoqué, y escuchó mi voz desde su templo, resonó mi llamada en sus oídos. (II Samuel 22, 7)

  • Tronó Yahveh dese los cielos, lanzó el Altísimo su voz; (II Samuel 22, 14)

  • y se puso de pie para bendecir a toda la asamblea de Israel, diciendo en alta voz: (I Reyes 8, 55)

  • y gritó al hombre de Dios que vino de Judá, diciendo: «Así dice Yahveh: Porque has desobedecido la voz de Yahveh y no has guardado la orden que Yahveh tu Dios te había dado, (I Reyes 13, 21)

  • Yahveh escucho la voz de Elías, y el alma del niño volvió a el y revivió. (I Reyes 17, 22)

  • Tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: «¡Baal, respóndenos!» Pero no hubo voz ni respuesta. Danzaban cojeando junto al altar que habían hecho. (I Reyes 18, 26)

  • Cuando pasó el mediodía, se pusieron en trance hasta la hora de hacer la ofrenda, pero no hubo voz, ni quien escuchara ni quien respondiera. (I Reyes 18, 29)

  • Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se puso a la entrada de la cueva. Le fue dirigida una voz que le dijo: «¿Qué haces aquí, Elías?» (I Reyes 19, 13)

  • Por tu parte, recluta un ejército como el ejército que perdiste, con otros tantos caballos y carros, y les atacaremos en la llanura. ¿No seremos más fuertes que ellos?» Escuchó su voz e hizo así. (I Reyes 20, 25)

  • Le dijo: «Por no haber escuchado la voz de Yahveh, en cuanto te marches de mi lado, el león te herirá.» Se fue de su lado y le encontró al león, que le hirió. (I Reyes 20, 36)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina