Encontrados 56 resultados para: temas
Después de estos sucesos fue dirigida la palabra de Yahveh a Abram en visión, en estos términos: «No temas, Abram. Yo soy para ti un escudo. Tu premio será muy grande.» (Génesis 15, 1)
Oyó Dios la voz del chico, y el Angel de Dios llamó a Agar desde los cielos y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del chico en donde está. (Génesis 21, 17)
Yahveh se le apareció aquella noche y dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham, mi siervo.» (Génesis 26, 24)
«Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te haré una gran nación. (Génesis 46, 3)
Yahveh dijo a Moisés: «No le temas, porque lo he puesto en tu mano con todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sijón, el rey amorreo que habitaba en Jesbón.» (Números 21, 34)
Yahveh me dijo: «No le temas, porque yo le he entregado en tus manos con todo su pueblo y su país. Harás con él lo que hiciste son Sijón, el rey amorreo que habitaba en Jesbón.» (Deuteronomio 3, 2)
a fin de que temas a Yahveh tu Dios, guardando todos los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, tú, tu hijo y tu nieto, todos los días de tu vida, y así se prolonguen tus días. (Deuteronomio 6, 2)
Pero no las temas: acuérdate bien de lo que Yahveh tu Dios hizo con Faraón y con todo Egipto, (Deuteronomio 7, 18)
Y ahora, Israel, ¿qué te pide tu Dios, sino que temas a Yahveh tu Dios, que sigas todos sus caminos, que le ames, que sirvas a Yahveh tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, (Deuteronomio 10, 12)
Yahveh marchará delante de ti, él estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas ni te asustes.» (Deuteronomio 31, 8)
Y Yahveh dijo a Josué: «No les temas, porque los he puesto en tus manos; ninguno de ellos te podrá resistir.» (Josué 10, 8)
Yael salió al encuentro de Sísara y le dijo: «Entra, señor mío, entra en mi casa. No temas.» Y entró en su tienda y ella lo tapó con un cobertor. (Jueces 4, 18)
