Encontrados 64 resultados para: salvar

  • Ahora bien, no os pese mal, ni os dé enojo el haberme vendido acá, pues para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros. (Génesis 45, 5)

  • Este es el caso del homicida que puede salvar su vida huyendo allá. El que mate a su prójimo sin querer, sin haberle odiado antes (Deuteronomio 19, 4)

  • (por ejemplo, si va al bosque con su prójimo a cortar leña y, al blandir su mano el hacha para tirar el árbol, se sale el hierro del mango y va a herir mortalmente a su prójimo), éste puede huir a una de esas ciudades y salvar su vida: (Deuteronomio 19, 5)

  • Le respondió Gedeón: «Perdón, señor mío, ¿cómo voy a salvar yo a Israel? Mi clan es el más pobre de Manasés y yo el último en la casa de mi padre.» (Jueces 6, 15)

  • Joás repondió a todos los que tenía delante: «¿Es que vosotros vais a salir en defensa de Baal? ¿Vosotros le vais a salvar? (El que defiende a Baal, tiene que morir antes del amanecer.) Si es dios, que pleitee con él, ya que le destruyó su altar.» (Jueces 6, 31)

  • Gedeón dijo a Dios: «Si verdaderamente vas a salvar por mi mano a Israel, como has dicho, (Jueces 6, 36)

  • Después de Abimélek surgió para salvar a Israel Tolá, hijo de Puá, hijo de Dodó. Era de Isacar y habitaba en Samir, en la montaña de Efraím. (Jueces 10, 1)

  • Porque vas a concebir y a dar a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño será nazir de Dios desde el seno de su madre. El comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos.» (Jueces 13, 5)

  • Pero algunos malvados dijeron: «Qué nos va a salvar ése!» Y le despreciaron y no le llevaron regalos. Cosa de un mes más tarde, (I Samuel 10, 27)

  • El tuvo miedo, se levantó y se fue para salvar su vida. Llegó a Berseba de Judá y dejó allí a su criado. (I Reyes 19, 3)

  • Se levantaron y huyeron al anochecer abandonando su tiendas, sus caballos y sus asnos, el campamento tal como estaba, y huyeron para salvar sus vidas. (II Reyes 7, 7)

  • Ahora, pues, que no os engañe Ezequías ni os embauque de esa manera. No le creáis; ningún dios de ninguna nación ni de ningún reino ha podido salvar a su pueblo de mi mano, ni de la mano de mis padres, ¡cuánto menos podrá vuestro Dios libraros a vosotros de mi mano!» (II Crónicas 32, 15)


“Diga ao Senhor: Faça em mim segundo a Tua vontade, mas antes de mandar-me o sofrimento, dê-me forças para que eu possa sofrer com amor.”. São Padre Pio de Pietrelcina