Encontrados 81 resultados para: llena

  • una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 74)

  • una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 80)

  • Pero, vivo yo y la gloria de Yahveh llena toda la tierra, (Números 14, 21)

  • Respondió Balaam a los siervos de Balaq: «Aunque me diera Balaq su casa llena de plata y oro, no podría traspasar la orden de Yahveh mi Dios en nada, ni poco ni mucho. (Números 22, 18)

  • "Aunque me diera Balaq su casa llena de plata y oro, no podría salirme de la orden de Yahveh, ni hacer por mi cuenta nada, bueno ni malo; lo que me diga Yahveh, eso es lo que diré?" (Números 24, 13)

  • Así sucedió. Gedeón se levantó de madrugada, estrujó el vellón y exprimió su rocío, una copa llena de agua. (Jueces 6, 38)

  • La casa estaba llena de hombres y mujeres. Estaban dentro todos los tiranos de los filisteos y, en el terrado, unos 3.000 hombres y mujeres comtemplando los juegos de Sansón. (Jueces 16, 27)

  • Estaba ella llena de amargura y oró a Yahveh llorando sin consuelo, (I Samuel 1, 10)

  • Dijo Yahveh a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar llorando por Saúl, después que yo le he rechazado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.» (I Samuel 16, 1)

  • David se hallaba en grave apuro porque la gente hablaba de apedrearlo, pues el alma de todo el pueblo estaba llena de amargura, cada uno por sus hijos y sus hijas. Pero David halló fortaleza en Yahveh su Dios. (I Samuel 30, 6)

  • Batió también a los moabitas y los midió con la cuerda, haciendo que se echaran en tierra; midió dos cuerdas y los condenó a muerte, y una cuerda llena la dejó con vida. Los moabitas quedaron sometidos a David, pagando tributo. (II Samuel 8, 2)

  • Oró Eliseo y dijo: «Yahveh, abre sus ojos para que vea.» Abrió Yahveh los ojos del criado y vio que la montaña estaba llena de caballos y carros de fuego en torno a Eliseo. (II Reyes 6, 17)


“Submeter-se não significa ser escravo, mas ser livre para receber santos conselhos.” São Padre Pio de Pietrelcina