Encontrados 1989 resultados para: está

  • De esta suerte Dios ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha dado a mí. (Génesis 31, 9)

  • Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde ungiste una estela y donde me hiciste aquel voto. Ahora, levántate, sal de esta tierra y vuelve a tu país natal.» (Génesis 31, 13)

  • Dijo Labán a Jacob: «Aquí está este majano, y aquí esta estela que he erigido entre nosotros dos. (Génesis 31, 51)

  • Testigo sea este majano, y testigo sea esta estela de que yo no he de traspasar este majano hacia ti, ni tú has de traspasar este majano y esta estela hacia mí para nada malo. (Génesis 31, 52)

  • Por eso los israelitas no comen, hasta la fecha, el nervio ciático, que está sobre la articulación del muslo, por haber sido tocado Jacob en la articulación femoral, en el nervio ciático. (Génesis 32, 33)

  • Dijo Esaú: «¿Qué pretendes con toda esta caravana que acabo de encontrar?» - «Es para hallar gracias a los ojos de mi señor.» (Génesis 33, 8)

  • Jacob llegó sin novedad a la ciudad de Siquem, que está en el territorio cananeo, viniendo de Paddán Aram, y acampó frente a la ciudad. (Génesis 33, 18)

  • Siquem dijo a su padre Jamor: «Tómame a esta chica por mujer.» (Génesis 34, 4)

  • Pero sólo con esta condicíon accederán estos hombres a quedarse con nosotros para formar un solo pueblo: que nos circuncidemos todos los varones; igual que ellos están circuncidados. (Génesis 34, 22)

  • Jacob llegó a Luz, que está en territorio cananeo - es Betel - junto con todo el pueblo que le acompañaba, (Génesis 35, 6)

  • La tierra que di a Abraham e Isaac, a ti te la doy, y a tu descendencia y sucesión daré esta tierra.» (Génesis 35, 12)

  • Esta es la historia de Jacob. José tenía diecisiete años. Estaba de pastor de ovejas con sus hermanos - él, muchacho todavía, con los hijos de Bilhá y los de Zilpá, mujeres de su padre. Y José comunicó a su padre lo mal que se hablaba de ellos. (Génesis 37, 2)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina