Encontrados 20 resultados para: delitos

  • Si tus hijos pecaron contra él, ya los dejó a merced de sus delitos. (Job 8, 4)

  • Yahveh, Dios nuestro, tú les respondías, Dios paciente eras para ellos, aunque vengabas sus delitos. (Salmos 99, 8)

  • Al ver Alcimo que Judas y los suyos cobraban fuerza y que él no podía resistirles, se volvió donde el rey y les acusó de graves delitos. (I Macabeos 7, 25)

  • Os perdonamos los errores y delitos cometidos hasta el día de hoy y la corona que nos debéis. Si algún otro tributo se percibía en Jerusalén, ya no se exija. (I Macabeos 13, 39)

  • Cuando se multiplican los malos, se multiplican los delitos, pero los justos contemplarán su caída. (Proverbios 29, 16)

  • El hombre violento provoca querellas, el hombre airado multiplica los delitos. (Proverbios 29, 22)

  • Pero no ha enviudado Israel ni Judá de su Dios, de Yahveh Sebaot. Sus tierras estaban llenas de delitos contra el Santo de Israel. (Jeremías 51, 5)

  • He. Sus adversarios están a la cabeza, sus enemigos bien felices, porque Yahveh la ha afligido por sus muchos delitos. Sus niños han partido al cautiverio delante del adversario. (Lamentaciones 1, 5)

  • Nun. Ligado ha sido el yugo de mis delitos, entrelazados por su mano. Sobre mi cuello su yugo doblega mi vigor. El Señor me ha dejado a merced de ellos, ¡ya no puedo tenerme! (Lamentaciones 1, 14)

  • Tau. ¡Llegue ante ti toda su maldad, y trátalos como a mí me trataste por todos mis delitos! Pues son muchos mis gemidos, y languidece mi corazón. (Lamentaciones 1, 22)

  • Haz una cadena, porque esta tierra está llena de delitos de sangre, la ciudad repleta de violencia. (Ezequiel 7, 23)

  • Una vez separados, Daniel llamó a uno de ellos y le dijo: «Envejecido en la iniquidad, ahora han llegado al colmo los delitos de tu vida pasada, (Daniel 13, 52)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina