Encontrados 282 resultados para: causa

  • Yahveh enviará contra ti la maldición, el desastre, la amenaza, en todas tus empresas, hasta que seas exterminado y perezcas rápidamente, a causa de la perversidad de tus acciones por las que me habrás abandonado. (Deuteronomio 28, 20)

  • Por la mañana dirás: «¡Ojalá llegase la tarde!», y por la tarde dirás: «¡Ojalá llegase la mañana!», a causa del espanto que estremecerá tu corazón y del espectáculo que verán tus ojos. (Deuteronomio 28, 67)

  • Pero yo ocultaré mi rostro aquel día, a causa de todo el mal que habrá hecho, yéndose en pos de otros dioses. (Deuteronomio 31, 18)

  • Cuando los israelitas clamaron a Yahveh por causa de Madián, (Jueces 6, 7)

  • Al verla, rasgó sus vestiduras y gritó: «¡Ay, hija mía! ¡Me has destrozado! ¿Habías de ser tú la causa de mi desgracia? Abrí la boca ante Yahveh y no puedo volverme atrás.» (Jueces 11, 35)

  • Ese día os lamentaréis a causa del rey que os habéis elegido, pero entonces Yahveh no os responderá.» (I Samuel 8, 18)

  • Dijo David: «Yahveh, Dios de Israel, tu siervo ha oído que Saúl intenta venir a Queilá para destruir la ciudad por mi causa. (I Samuel 23, 10)

  • Que Yahveh juzgue y sentencie entre los dos, que él vea y defienda mi causa y me haga justicia librándome de tu mano.» (I Samuel 24, 16)

  • Oyó David que Nabal había muerto y dijo: «Bendito sea Yahveh que ha defendido mi causa contra la injuria de Nabal y ha preservado a su siervo de hacer mal. Yahveh ha hecho caer la maldad de Nabal sobre su cabeza.» Envió David mensajeros para proponer a Abigaíl que fuera su mujer. (I Samuel 25, 39)

  • Y David conoció que Yahveh le había confirmado como rey de Israel y que había exaltado su reino a causa de su pueblo Israel. (II Samuel 5, 12)

  • Se hizo saber al rey David: «Yahveh ha bendecido la casa de Obededom y todas sus cosas a causa del arca de Dios.» Fue David e hizo subir el arca de Dios de casa de Obededom a la Ciudad de David, con gran alborozo. (II Samuel 6, 12)

  • Absalón le decía: «Mira, tu causa es justa y buena, pero nadie te escuchará de parte del rey.» (II Samuel 15, 3)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina