Encontrados 12 resultados para: blanca

  • Y añadió Yahveh: «Mete tu mano en el pecho.» Metió él la mano en su pecho y cuando la volvió a sacar estaba cubierta de lepra, blanca como la nieve. (Exodo 4, 6)

  • Pero si la úlcera cambia, volviéndose blanca, el afectado ha de presentarse al sacerdote. (Levítico 13, 16)

  • El sacerdote lo examinará, y al ver que la llaga se ha vuelto blanca, declarará puro al afectado por la enfermedad: es puro. (Levítico 13, 17)

  • el sacerdote la examinará; y si el pelo se ha vuelto blanco en la mancha blanca y ésta aparece más hundida que la piel, es que se ha producido lepra en la quemadura. El sacerdote lo declarará impuro; es un caso de lepra. (Levítico 13, 25)

  • y la Nube se retiró de encima de la Tienda, he aquí que María estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa. (Números 12, 10)

  • Pero la lepra de Naamán se pegará a ti y a tu descendencia para siempre.» Y salió de su presencia con lepra blanca como la nieve. (II Reyes 5, 27)

  • Deja tras sí una estela luminosa, el abismo diríase una melena blanca. (Job 41, 24)

  • Mientras yo contemplaba: Se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura, blanca como la nieve; los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. (Daniel 7, 9)

  • Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. (Marcos 16, 5)

  • Su cabeza y sus cabellos eran blancos, como la lana blanca, como la nieve; sus ojos como llama de fuego ; (Apocalipsis 1, 14)

  • El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor le daré maná escondido; y le daré también una piedrecita blanca, y, grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe. (Apocalipsis 2, 17)

  • Y seguí viendo. Había una nube blanca, y sobre la nube sentado uno como Hijo de hombre , que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. (Apocalipsis 14, 14)


“Feliz a alma que atinge o nível de perfeição que Deus deseja!” São Padre Pio de Pietrelcina