Encontrados 18 resultados para: balanza

  • tened balanza justa, peso justo, medida justa y sextario justo. Yo soy Yahveh vuestro Dios, que os saqué del país de Egipto. (Levítico 19, 36)

  • ¡Ah, si pudiera pesarse mi aflicción, si mis males se pusieran en la balanza juntos! (Job 6, 2)

  • ¡Péseme él en balanza de justicia, conozca Dios mi integridad! (Job 31, 6)

  • Un soplo solamente los hijos de Adán, los hijos de hombre, una mentira; si subieran a la balanza serían menos que un soplo todos juntos. (Salmos 62, 10)

  • El que poco antes pensaba dominar con su altivez de superhombre las olas del mar, y se imaginaba pesar en una balanza las cimas de las montañas, caído por tierra, era luego transportado en una litera, mostrando a todos de forma manifiesta el poder de Dios, (II Macabeos 9, 8)

  • Abominación de Yahveh la balanza falsa, pero el peso justo gana su favor. (Proverbios 11, 1)

  • De Yahveh son la balanza y los platillos justos, todas las pesas del saco son obra suya. (Proverbios 16, 11)

  • Como lo que basta a inclinar una balanza, es el mundo entero en tu presencia, como la gota de rocío que a la mañana baja sobre la tierra. (Sabiduría 11, 22)

  • Los labios de los habladores repiten las palabras ajenas, mas las palabras de los prudentes se pesan en balanza. (Eclesiástico 21, 25)

  • A tus palabras pon balanza y peso, a tu boca pon puerta y cerrojo. (Eclesiástico 28, 25)

  • ¿Quién midió los mares con el cuenco de la mano, y abarcó con su palmo la dimensión de los cielos, metió en un tercio de medida el polvo de la tierra, pesó con la romana los montes, y los cerros con la balanza? (Isaías 40, 12)

  • Las naciones son como gota de un cazo, como escrúpulo de balanza son estimadas. Las islas como una chinita pesan. (Isaías 40, 15)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina