Encontrados 82 resultados para: altura

  • Cuando te contruías un prostíbulo a la cabecera de todo camino, cuando te hacías una altura en todas las plazas, despreciando el salario, no eras como la prostituta. (Ezequiel 16, 31)

  • Tenía ramas fuertes para ser cetros reales; su talla se elevó hasta dentro de las nubes. Era imponente por su altura, por su abundancia de ramaje. (Ezequiel 19, 11)

  • Por eso su tronco superaba en altura a todos los árboles del campo, sus ramas se multiplicaban, se alargaba su ramaje, por la abundancia de agua que le hacía crecer. (Ezequiel 31, 5)

  • Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Por haber exagerado su talla, levantando su copa por entre las nubes, y haberse engreído su corazón de su altura, (Ezequiel 31, 10)

  • Ha sido para que ningún árbol plantado junto a las aguas se engría de su talla, ni levante su copa por entre las nubes, y para que ningún árbol bien regado se estire hacia ellas con su altura. ¡Porque todos ellos están destinados a la muerte, a los infiernos, como el común de los hombres, como los que bajan a la fosa! (Ezequiel 31, 14)

  • Y he aquí que por el exterior de la Casa había un muro, todo alrededor. La vara de medir que el hombre tenía en la mano era de seis codos de codo y palmo. Midió el espesor de la construcción: una vara, y su altura: una vara. (Ezequiel 40, 5)

  • Y estas son las dimensiones del altar en codos de codo y palmo: su cavidad, un codo por un codo de ancha. El reborde junto a la ramura, todo alrededor, un palmo. Y está la altura del altar: (Ezequiel 43, 13)

  • «En mi lecho, contemplaba las visiones de mi cabeza: «Un árbol había en el centro de la tierra, de altura muy grande. (Daniel 4, 7)

  • El árbol creció, se hizo corpulento, su altura llegaba hasta el cielo, su expansión, hasta los confines de la tierra. (Daniel 4, 8)

  • Ese árbol que has visto, que se hizo grande y corpulento, cuya altura llegaba hasta el cielo y que era visible en toda la tierra, (Daniel 4, 17)

  • Yo había destruido al amorreo delante de ellos, que era alto como la altura de los cedros y fuerte como las encinas; yo había destruido su fruto por arriba y sus raíces por abajo. (Amós 2, 9)

  • La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que habitas en las hendiduras de la roca, que pones en la altura tu morada, y dices en tu corazón: «¿Quién me hará bajar a tierra?» (Abdías 1, 3)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina