Encontrados 22 resultados para: Zéraj

  • Y estos son los hijos de Reuel: Nájat, Zéraj, Sammá y Mizzá. Estos son los descendientes de Basmat, mujer de Esaú. (Génesis 36, 13)

  • Los hijos de Reuel, hijo de Esaú, fueron: el jeque Najat, el jeque Zéraj, el jeque Sammá, el jeque Mizzá. Estos son los jeque de Reuel, en el país de Edom; y éstos los descendientes de Basmat, mujer de Esaú. (Génesis 36, 17)

  • Murió Belá, y reinó en su lugar Yobab, hijo de Zéraj, de Bosrá. (Génesis 36, 33)

  • Detrás salió su hermano, que llevaba en la mano la cinta escarlata, y le llamó Zéraj. (Génesis 38, 30)

  • los hijos de Judá: Er, Onán, Selá, Peres y Zéraj, (¡pero Er y Onán ya habían muerto en Canaán!) y los hijos de Peres: Jesrón y Jamul; (Génesis 46, 12)

  • de Zéraj, el clan zerajita; de Saúl, el clan saulita. (Números 26, 13)

  • Los hijos de Judá, por clanes, eran: de Selá, el clan selanita; de Peres, el clan peresita; de Zéraj, el clan zerajita. (Números 26, 20)

  • Pero los israelitas cometieron un delito en lo del anatema. Akán, hijo de Karmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, se quedó con algo del anatema, y la ira de Yahveh se encendió contra los israelitas. (Josué 7, 1)

  • Mandó que se acercaran los clanes de Judá, y fue designado por la suerte el clan de Zéraj. Mandó que se acercara el clan de Zéraj por familias, y fue designado por la suerte Zabdí. (Josué 7, 17)

  • Mandó que se acercara la familia de Zabdí, hombre por hombre, y fue designado por la suerte Akán, hijo de Karmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá. (Josué 7, 18)

  • Entonces Josué tomó a Akán, hijo de Zéraj, con la plata, el manto y el lingote de oro, a sus hijos, sus hijas, su toro, su asno y su oveja, su tienda y todo lo suyo y los hizo subir al valle de Akor. Todo Israel le acompañaba. (Josué 7, 24)

  • ¿No prevaricó Akán, hijo de Zéraj, en el anatema, y la Coléra alcanzó a toda la comunidad de Israel, aunque él no era más que un solo individuo? ¿No murió por su crimen?» (Josué 22, 20)


“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina