Encontrados 242 resultados para: salió

  • El pueblo salió del Jordán el día diez del primer mes, y estableció su campamento en Guilgal, en el extremo oriental de Jericó. (Josué 4, 19)

  • El espíritu del Señor descendió sobre Otniel: él fue juez en Israel y salió a combatir. El Señor entregó en sus manos a Cusán Riseataim, rey de Edóm, y su mano prevaleció sobre él. (Jueces 3, 10)

  • Después de atrancar las puertas de la habitación alta, Ehúd salió por la ventana. (Jueces 3, 23)

  • Jael le salió al encuentro y le dijo: "Ven, señor mío, pasa por aquí. No temas". Él entró en su carpa, y ella lo tapó con una manta. (Jueces 4, 18)

  • llegó Barac, que venía persiguiendo a Sísara. Jael le salió al encuentro y le dijo: "Ven y te mostraré al hombre que buscas". Él entró junto con ella, y vio a Sísara que yacía muerto, con la estaca clavada en la sien. (Jueces 4, 22)

  • Entonces el Ángel del Señor tocó la carne y los panes ácimos con la punta del bastón que llevaba en la mano, y salió de la roca un fuego que los consumió. En seguida el Ángel del Señor desapareció de su vista. (Jueces 6, 21)

  • Abimélec salió durante la noche con toda su gente y se puso al acecho cerca de Siquém, con su tropa dividida en cuatro grupos. (Jueces 9, 34)

  • Cuando Gaal, hijo de Ebed, salió y se detuvo a las puertas de la ciudad, Abimélec y la tropa que lo acompañaba salieron de los lugares donde estaban al acecho. (Jueces 9, 35)

  • Gaal salió al frente de los señores de Siquém y presentó batalla a Abimélec. (Jueces 9, 39)

  • Cuando Jefté regresó a su casa, en Mispá, le salió al encuentro su hija, bailando al son de panderetas. Era su única hija; fuera de ella, Jefté no tenía hijos ni hijas. (Jueces 11, 34)

  • Sansón bajó a Timná, y al llegar a las viñas de Timná, un cachorro de león le salió al paso rugiendo. (Jueces 14, 5)

  • Entonces él les dijo: "Del que come salió comida, y del fuerte salió dulzura". Y al cabo de tres días, aún no habían resuelto la adivinanza. (Jueces 14, 14)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina