Encontrados 306 resultados para: presencia

  • No me avergonzaré de proteger a un amigo ni me ocultaré de su presencia; (Eclesiástico 22, 25)

  • Acuérdate de tu padre y de tu madre, cuando te sientes en medio de los grandes, no sea que los olvides en presencia de ellos y te comportes como un necio. Porque entonces preferirías no haber nacido y maldecirías el día de tu nacimiento. (Eclesiástico 23, 14)

  • Cuando la ofrenda del justo engrasa el altar, su fragancia llega a la presencia del Altísimo. (Eclesiástico 35, 5)

  • Presta servicio entre los grandes y se lo ve en la presencia de los jefes; viaja por países extranjeros, porque conoce por experiencia lo bueno y lo malo de los hombres. (Eclesiástico 39, 4)

  • De todo corazón, muy de madrugada, se dirige al Señor, su Creador, y suplica en la presencia del Altísimo: abre sus labios para orar y pide perdón por sus pecados. (Eclesiástico 39, 5)

  • Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín. (Isaías 9, 2)

  • Como la arena sería tu descendencia, como los granos de arena, el fruto de tus entrañas; tu nombre no habría sido extirpado ni borrado de mi presencia. (Isaías 48, 19)

  • Él creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos. (Isaías 53, 2)

  • Si quieres volver, Israel -oráculo del Señor- vuélvete a mí. Si apartas tus ídolos abominables, no tendrás que huir de mi presencia. (Jeremías 4, 1)

  • El Señor me dijo: Aunque Moisés y Samuel se presentaran delante de mí, yo no me conmovería de este pueblo. ¡Échalos fuera de mi presencia y que se vayan! (Jeremías 15, 1)

  • Por eso, yo los levantaré como una "carga" y los arrojaré lejos de mi presencia, a ustedes y a la ciudad que yo les he dado, tanto a ustedes como a sus padres. (Jeremías 23, 39)

  • Aquel mismo año, al comienzo del reinado de Sedecías, rey de Judá, el cuarto año, en el quinto mes, Ananías, hijo de Azur, que era un profeta de Gabaón, me habló así en la Casa del Señor, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo: (Jeremías 28, 1)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina