Encontrados 20 resultados para: homicidio

  • Si el ladrón, sorprendido en el momento de forzar una casa, es herido de muerte, no hay delito de homicidio. (Exodo 22, 1)

  • Pero si ya había salido el sol, entonces hay delito de homicidio. El ladrón está obligado a restituir la totalidad de lo robado; si no dispone de medios para hacerlo, deberá ser vendido para compensar por su robo. (Exodo 22, 2)

  • Esas ciudades servirán de refugio contra el vengador del homicidio, y así el homicida no morirá sin haber comparecido delante de la comunidad para ser juzgado. (Números 35, 12)

  • El vengador del homicidio en persona debe matar al asesino apenas lo encuentre. (Números 35, 19)

  • o si por enemistad lo hirió a golpes de puño hasta matarlo, el agresor será castigado con la muerte: es un asesino, y el vengador del homicidio lo matará apenas lo encuentre. (Números 35, 21)

  • la comunidad juzgará, conforme a estas reglas, entre el homicida y el vengador del homicidio, (Números 35, 24)

  • y el vengador del homicidio lo encuentra fuera de los límites de su ciudad de refugio, lo podrá matar sin temor a ninguna represalia, (Números 35, 27)

  • Si te resulta demasiado difícil juzgar un pleito por homicidio, por reclamación de derechos, por lesiones, o cualquier otra causa que se haya suscitado en tu ciudad, subirás hasta el lugar que el Señor, tu Dios, elija, (Deuteronomio 17, 8)

  • Medirás convenientemente las distancias y dividirás en tres partes el país que el Señor, tu Dios, te dará como herencia, para que allí pueda refugiarse el que haya cometido un homicidio. (Deuteronomio 19, 3)

  • Es preciso evitar que el vengador del homicidio persiga lleno de furor al homicida, lo alcance -ya que el camino es muy largo- y le quite la vida, siendo así que no es reo de muerte, porque nunca fue enemigo de su víctima. (Deuteronomio 19, 6)

  • los ancianos de su ciudad lo harán apresar y lo pondrán en manos del vengador del homicidio, para que muera. (Deuteronomio 19, 12)

  • para que allí puedan encontrar asilo los homicidas que hayan matado a una persona sin premeditación e inadvertidamente. Así ustedes tendrán un refugio contra el vengador del homicidio. (Josué 20, 3)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina