Encontrados 20 resultados para: enciende
Porque el Señor, tu Dios, que está en medio de ti, es un Dios celoso, y si su enojo se enciende contra ti, te exterminará de la tierra. (Deuteronomio 6, 15)
Su aliento enciende los carbones, una llamarada sale de su boca. (Job 41, 13)
temblando, ríndanle homenaje, no sea que se irrite y vayan a la ruina, porque su enojo se enciende en un instante. ¡Felices los que se refugian en él! (Salmos 2, 12)
Una chispa enciende muchos carbones y el pecador tiende emboscadas sangrientas. (Eclesiástico 11, 32)
En la reunión de los pecadores arde el fuego y contra la nación rebelde se enciende la ira. (Eclesiástico 16, 6)
Hay dos cosas que me entristecen y por una tercera se enciende mi enojo: un guerrero sumido en la indigencia, los hombres inteligentes tratados con desprecio y el que vuelve de la justicia al pecado: a este, el Señor lo destina a la espada. (Eclesiástico 26, 28)
Evita los altercados y pecarás mucho menos, porque el hombre iracundo enciende las disputas. (Eclesiástico 28, 8)
El fuego arde según el combustible, y la disputa se enciende en la medida del empecinamiento; según sea su fuerza, será la furia de un hombre, y según su riqueza, dará libre curso a su ira. (Eclesiástico 28, 10)
Una discordia repentina enciende un fuego, y una disputa precipitada hace correr la sangre. (Eclesiástico 28, 11)
Por eso la ira del Señor se enciende contra su pueblo: el Señor extiende su mano contra él y lo golpea, se estremecen las montañas y sus cadáveres son como basura en medio de las calles. A pesar de todo esto, no se aplacó su ira y su mano está aún extendida. (Isaías 5, 25)
El hombre se sirve de ellos para hacer fuego, los toma para calentarse y también los enciende para cocer el pan. Pero, además, hace con ellos un dios y se postra ante él; hace un ídolo y lo adora. (Isaías 44, 15)
¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante de ti, como el fuego enciende un matorral, como el fuego hace hervir el agua! Así manifestarías tu Nombre a tus adversarios y las naciones temblarían ante ti. (Isaías 64, 1)