Encontrados 13 resultados para: canales

  • Luego el Señor dijo a Moisés: "Da esta orden a Aarón: ‘Toma tu bastón y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto -sobre sus ríos y sus canales, sus pantanos y todos sus depósitos de agua- y que estas se conviertan en sangre a lo largo de todo Egipto, incluso las que están en recipientes de madera y de piedra’". (Exodo 7, 19)

  • Luego el Señor dijo a Moisés: "Da esta orden a Aarón: ‘Extiende tu mano y tu bastón sobre los ríos, los canales y los pantanos, para que las ranas invadan el territorio de Egipto’". (Exodo 8, 1)

  • Excavé pozos y bebí aguas extranjeras; sequé con la planta de mis pies todos los canales de Egipto’. (II Reyes 19, 24)

  • Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios, la más santa Morada del Altísimo. (Salmos 46, 5)

  • Visitas la tierra, la haces fértil y la colmas de riquezas; los canales de Dios desbordan de agua, y así preparas sus trigales: (Salmos 65, 10)

  • convirtió en sangre sus canales, y también sus ríos, para que no bebieran; (Salmos 78, 44)

  • El manantial de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas, y sus canales son los mandamientos eternos. (Eclesiástico 1, 5)

  • Aquel día, el Señor llamará con un silbido al tábano que está en el extremo de los canales de Egipto, y a la abeja que está en el país de Asiria. (Isaías 7, 18)

  • los canales apestarán, los Nilos de Egipto bajarán hasta secarse, las cañas y los juncos se marchitarán. (Isaías 19, 6)

  • Porque allí el Señor se muestra magnífico con nosotros, como un lugar de ríos, de canales anchurosos, por donde no circula ningún barco a remos ni atraviesa ningún navío poderoso. (Isaías 33, 21)

  • Excavé pozos y bebí aguas extranjeras; sequé con las plantas de mis pies todos los canales de Egipto. (Isaías 37, 25)

  • Convertiré en tierra seca los canales del Nilo y venderé el país a gente malvada. Devastaré el país y todo lo que hay en él por manos de extranjeros. Yo, el Señor, he hablado. (Ezequiel 30, 12)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina