Encontrados 15 resultados para: almas

  • No conocen los secretos de Dios, no esperan retribución por la santidad, ni valoran la recompensa de las almas puras. (Sabiduría 2, 22)

  • Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento. (Sabiduría 3, 1)

  • ¡Feliz, en cambio, la mujer estéril que no se ha manchado, la que no tuvo relaciones ilícitas! Ella dará frutos cuando Dios visite las almas. (Sabiduría 3, 13)

  • Aunque es una sola, lo puede todo; permaneciendo en sí misma, renueva el universo; de generación en generación, entra en las almas santas, para hacer amigos de Dios y profetas. (Sabiduría 7, 27)

  • Por eso también serán juzgados los ídolos de las naciones, ya que, entre las criaturas de Dios, se convirtieron en una abominación, en motivo de escándalo para las almas de los hombres y en una trampa para los pies de los insensatos. (Sabiduría 14, 11)

  • vejación de los buenos, olvido de los beneficios, contaminación de las almas, perversión sexual, desorden en el matrimonio, adulterio y libertinaje. (Sabiduría 14, 26)

  • Grandes e inenarrables son tus juicios, por eso, las almas ignorantes se extraviaron. (Sabiduría 17, 1)

  • porque los que prometían liberar las almas enfermas de temores y sobresaltos, estaban, ellos mismos, enfermos de un temor ridículo. (Sabiduría 17, 8)

  • pongan el cuello bajo su yugo, y que sus almas reciban la instrucción: ella está tan cerca que se la puede alcanzar. (Eclesiástico 51, 26)

  • Así habla el Señor: Deténgase sobre los caminos y miren, pregunten a los senderos antiguos dónde está el buen camino, y vayan por él: así encontrarán tranquilidad para sus almas. Pero ellos dijeron: "¡No iremos!". (Jeremías 6, 16)

  • Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor, hacia el trigo, el vino nuevo y el aceite, hacia las crías de ovejas y de vacas. Sus almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer. (Jeremías 31, 12)

  • Espíritus y almas de los justos, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente! (Daniel 3, 86)


O Pai celeste está sempre disposto a contentá-lo em tudo o que for para o seu bem”. São Padre Pio de Pietrelcina