Encontrados 16 resultados para: abandonó

  • Pero su concubina le fue infiel y lo abandonó, yéndose a la casa de su padre en Belén de Judá, donde permaneció unos cuatro meses. (Jueces 19, 2)

  • Así abandonó, en compañía de sus nueras, el país donde había vivido. Mientras regresaban al país de Judá, (Rut 1, 7)

  • Con estas palabras, David retuvo a sus hombres y no dejó que se abalanzaran sobre Saúl. Así Saúl abandonó la cueva y siguió su camino. (I Samuel 24, 8)

  • Luego David le preguntó: "¿De quién eres y de dónde vienes?". Él respondió: "Soy un muchacho egipcio, esclavo de un amalecita. Mi dueño me abandonó hace tres días, porque caí enfermo. (I Samuel 30, 13)

  • Porque él me abandonó y se postró delante de Astarté, la diosa de los sidonios, delante de Quemós, el dios de Moab, y delante de Milcóm, el dios de los amonitas, y porque no siguió mis caminos haciendo lo que es recto a mis ojos y practicando mis preceptos y mis leyes como su padre David. (I Reyes 11, 33)

  • Abandonó al Señor, el Dios de sus padres, y no siguió el camino del Señor. (II Reyes 21, 22)

  • Pero cuando Roboám consolidó su reino y se hizo fuerte, abandonó la Ley del Señor, y con él todo Israel. (II Crónicas 12, 1)

  • Sin embargo, durante las conversaciones con los príncipes de Babilonia, enviados para informarse sobre la señal extraordinaria ocurrida en el país, Dios lo abandonó para ponerlo a prueba y conocer sus sentimientos. (II Crónicas 32, 31)

  • Entonces les envié unos mensajeros para decirles: "Tengo muchísimo trabajo, y no puedo bajar. ¿Por qué va a suspenderse la obra mientras yo la abandono por bajar a verlos?". (Nehemías 6, 3)

  • Abandonó la Morada de Silo, la Carpa donde habitaba entre los hombres; (Salmos 78, 60)

  • Por poco me hacen desaparecer de la tierra; pero yo no abandono tus preceptos. (Salmos 119, 87)

  • Ella no abandonó al justo que fue vendido, sino que lo libró del pecado; (Sabiduría 10, 13)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina