Encontrados 12 resultados para: Jeconías

  • Los hijos de Joaquím fueron Jeconías y Sedecías. (I Crónicas 3, 16)

  • Los descendientes de Jeconías, el prisionero, fueron Sealtiel, (I Crónicas 3, 17)

  • que pertenecía al grupo de los deportados que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos desde Jerusalén, con Jeconías, rey de Judá. (Ester 2, 6)

  • Él pertenecía al grupo de los deportados que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos desde Jerusalén, con Jeconías, rey de Judá. (Ester 11, 4)

  • El Señor me hizo ver dos canastas de higos, puestas delante del Templo del Señor. Esto sucedió después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, deportó de Jerusalén a Jeconías, hijo de Joaquím, rey de Judá, así como también a los príncipes de Judá, a los artesanos y a los cerrajeros, y se los llevó a Babilonia. (Jeremías 24, 1)

  • esos que no se llevó el rey de Babilonia cuando deportó de Jerusalén a Babilonia a Jeconías, hijo de Joaquím, rey de Judá, y a todos los notables de Judá y de Jerusalén. (Jeremías 27, 20)

  • Y también a Jeconías, hijo de Joaquím, rey de Judá, y a todos los deportados de Judá que fueron a Babilonia, los haré volver a este lugar -oráculo del Señor- cuando yo quiebre el yugo del rey de Babilonia". (Jeremías 28, 4)

  • después que partieron de Jerusalén el rey Jeconías, la reina madre, los eunucos, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los herreros y los cerrajeros. (Jeremías 29, 2)

  • Baruc leyó el texto de este escrito en presencia de Jeconías, hijo de Joaquím, rey de Judá, y de todo el pueblo que había venido para escuchar esta lectura; (Baruc 1, 3)

  • después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, deportó desde Jerusalén y llevó a Babilonia a Jeconías, a los príncipes, a los rehenes, a los nobles y a la gente del país. (Baruc 1, 9)

  • Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. (Mateo 1, 11)

  • Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; (Mateo 1, 12)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina