Encontrados 53 resultados para: tengas

  • Desde ahora, pues, manda recoger tu ganado y todo lo que tengas en el campo, porque el granizo caerá sobre todos los hombres y animales que se hallen fuera, y cuantos pille al descubierto perecerán.» (Exodo 9, 19)

  • No tendrás relaciones con la mujer de tu padre. ¡Respeta a tu padre! No tengas relaciones con ella. (Levítico 18, 8)

  • Respeta al hermano de tu padre, y no tengas relaciones con su mujer, pues es tu tía. (Levítico 18, 14)

  • No tendrás relaciones con la mujer de tu hijo. Respeta a tu propio hijo y no tengas relaciones con ella. (Levítico 18, 15)

  • Mira, Israel, Yavé pone a tu disposición todo este territorio; sube, pues, y toma posesión de él como Yavé, el Dios de tus padres te ha dicho. No tengas miedo ni te desanimes . (Deuteronomio 1, 21)

  • Yavé me dijo: No le tengas miedo porque yo lo he entregado en tus manos con toda su gente y con su misma tierra, para que hagas con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey amorreo que habitaba en Jesbón . (Deuteronomio 3, 2)

  • Cuando tengas hijos y nietos y hayan envejecido en el país, no vayan a corromperse teniendo ídolos y haciendo lo que desagrada a Yavé. (Deuteronomio 4, 25)

  • Así, pues, extermina todos los pueblos que Yavé, tu Dios, pondrá en tus manos. No tengas piedad de ellos, ni sirvas a sus dioses: estos serían una trampa para ti. (Deuteronomio 7, 16)

  • No les tengas miedo, porque Yavé, tu Dios, Dios grande y terrible, está en medio de ti. (Deuteronomio 7, 21)

  • cuando se multipliquen tus ganados, cuando tengas plata y oro en abundancia y se acrecienten tus bienes de toda clase, (Deuteronomio 8, 13)

  • Cuando vayas a la guerra contra tus enemigos y veas caballos, carros y un ejército más numeroso que el tuyo, no les tengas miedo, porque está contigo Yavé, tu Dios, aquel que te sacó de Egipto. (Deuteronomio 20, 1)

  • «Escucha, Israel, estás para enfrentar a tus enemigos; que no desmaye tu corazón, no tengas miedo ni te turbes, ni tiembles delante de ellos, (Deuteronomio 20, 3)


“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina